El músico necesitó escribir el sonido porque ya no podía recordar de memoria todas las músicas que existían. Así que comenzó poniendo encima de las palabras latinas unos signos que llamamos neumas, que simplemente le recordaban si la melodía subía o bajaba, tal como se muestra en la siguiente imagen:
Por fin, Guido d'Arezzo inventó las cuatro rayas que se denominan tetagrama, donde se colocan todas las notas, y las denominó con los nombres que ya conoces: Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si.
Ya en el sigo XV la música se escribía en el pentagrama, con signos más parecidos a los nuestros y con notas medidas:
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